La educación y la política pueden significar un camino significativo y complementario.
Padres responsables que formen desde la primera infancia a sus hijos, medios de comunicación que aporten a la formación de los niños en un entorno socialmente saludable y, buenos maestros que formen a los niños, permitirán y le darán al mundo a futuro buenos líderes políticos.
Por otro lado, líderes políticos y gobernantes comprometidos con la educación y que, consideran a éste el pilar fundamental del desarrollo, plantearán reformas positivas e invertirán en educación - pues éste ya no será considerado un gasto- sobre el que se sentarán las bases de un sociedad educada y próspera.
Es lamentable que no se enfoque de manera integral el problema de la educación en el Perú; que no se entienda, que el problema de la educación es un problema económico y social, esto es para muchos un problema sistémico. Tal vez, una propuesta de gobierno que permita apuntar mejor la educación, conseguir mejores logros educativos, no sólo se ciña a la labor docente, sino que se organicen planes y se diseñen estrategias que comprometan a todos los sectores de la sociedad, llevarlas a la práctica elevando la dignidad laboral y económica de los principales agentes: Los Docentes.
Al referirnos a los políticos- gobernantes, deberán de despojarse de premoniciones, venganzas o imposiciones, que por lo general atañen su buen actuar y distorsionan el concepto de educación, sobre todo el que debe aplicarse en el sector público. Mejorar el transporte, la salud, la seguridad y otros sectores y asuntos de la vida social, es más fácil lograrlo elaborando alianzas con los maestros, apoyándolos y generando compromisos hacia ellos. Pues con inversión para menguar algún problema coyuntural, no se ha logrado nada, pues las siguientes generaciones y la vorágine de cambios que hacen más complejo el sistema, sin educación de calidad empeorarán los males de hoy.